Hijo predilecto y Calle al Director del Coro

Hijo predilecto y Calle al Director del Coro

IMPRESIONES DEL DIRECTOR

Fue un día de sorpresas. Ameneció un día feo, invernal. Unos amigos de Lugo y de Madrid no pudieron venir porque la nieve se lo impidió. Y hasta otros de Oviedo por poco no llegan, entre ellos mi hijo Ramón y su esposa Fany. Por lo demás, fue para mi un día maravilloso y precisamente durante el acto no cayó el agua-nieve que sí siguió cayendo antes y después (en la foto de la placa de la calle se nota la mancha de humadad que dejó la nieve derretida). Hasta el final del acto protocolario en el salón de actos del Ayuntamiento todo fue normal: Resumen por el alcalde de los 'méritos' o razones para rendirme el homenaje; lectura del acta del Pleno (que tuvo lugar en agosto) donde por unanimidad se resolvió nombrarme hijo predilecto de la ciudad y dedicarme una calle, precisamente donde resido actualmente; entrega del pergamino y placa por el Alcalde, lectura de unas palabras mías con bastantes improvisaciones...

Hasta aquí el acto protocolario transcurrió según lo previsto.

Pero a partir de ahí, comenzaron las sorpresas. Entró el coro en pleno cantando "Amigos para siempre" (estuvieron ensayando varios días antes 'a escondidas' mías, eligiendo un local distinto para que yo no me enterase). Luego el "Cantares" de Machado y Serrat –que me indicaron lo dirigiera yo– y el "Himno del Principado". El caso es que había llegado al Ayuntamiento justo a las 12 y 28 minutos (venía de tocar y cantar en un funeral) y, cuando iba a entrar por la puerta que da al despacho del Alcalde donde estaban 'escondidos' los y las coristas, me dijo el presidente del coro, Sr. Villoria –para que no los viera–: "No, por ahí no; tú por la puerta principal, donde te esperan las autoridades". Despistado, como siempre, no me di cuenta de que por allí no había más gente del coro. Luego me senté donde me indicaron, en la primera fila, donde ya estaba la familia, y, cuando subí al estrado, tampoco me fijé en que no había ninguno del coro en el salón, que estaba abarrotado con la puerta principal abierta, pues mucha gente tuvo que quedar fuera, hasta en la doble escalera. Cuando los vi entrar, uniformados y cantando, me emocioné. ¡Qué maravilla! Creo que muy pocas veces sonó el coro tan bien. Luego me dijeron que habían puesto todo el corazón al cantar. Si hasta ese momento había estado tranquilo, no pude remediar que lágrimas de emoción y agradecimiento rodaran por mis mejillas.

Continuaron las sorpresas. Al salir del Ayuntamiento me esperaba en la avenida de Covadonga muchísima más gente y la banda de gaitas comenzó a tocar, acompañándome hasta la calle (que habían cerrado al tráfico y tenía en medio una pequeña carpa donde estaba la amplificación). El director del Coro de Villanueva, Sr. Lueje, fue el presentador del acto de descubrimiento de la placa. Por la mañana amaneció Cangas nevado, pero menos mal que dejó de nevar y el acto no se pasó por agua (digo, por nieve). Descubrimos la placa de la calle (CALLE RAMÓN A. PRADA VICENTE) el alcalde y yo, tirando los dos a la vez de la cuerda, mientras las gaitas seguían tocando. Una niña, hija de un matrimonio rumano que viven en esta calle, me entregó un precioso ramo de flores. Felicitaciones, abrazos, besos (tuve que limpiarme el carmín de la cara varias veces)... Sólo sabía decir ¡ gracias !... ¡¡ GRACIAS !!... ¡¡¡¡ GRACIAS !!!

Seguidamente nos desplazamos hasta el restaurante Villa-María, pues el Alcalde había invitado a todos los asistentes a compartir un 'vino español'. En uno de las amplias salas de la primera planta servían vino y caldo, con unos pequeños 'pinchos'. Siguieron los saludos que habían empezado en el Ayuntamiento. Nunca besé ni me besaron tanta gente, ni recibí tantos aplausos. Una sorpresa más: el 'vino español' se convirtió en una suculenta comida-espicha, como las que ofrecemos en las Bienales en ese mismo sitio. ¡Qué pena que muchos de los que me saludaron se fueran antes de subir a comer!. De verdad, el Ayuntamiento se volcó. Mientras, entrevistas con los periodistas (el día antes me las hicieron por teléfono las emisoras), que han quedado plasmadas en www.lne.es, en www.lavozdeasturias.es y en www.elcomerciodigital.com del domingo 29, y en www.prensadeleoriente.com/elfielato del miércoles 1 de febrero.

Las sorpresas continuaron de noche. Sin sospechar nada de lo que me esperaba, salimos mi familia a las 9 con la intención de cenar en un restaurante. Como quien no quiere la cosa, decidimos ir al mismo sitio de por la mañana, puesto que decían que ahora servían en él cenas familiares. Subimos hasta el comedor y, al llegar a los últimos peldaños, veo a todo el coro y muchos acompañantes (en total cerca de un centenar) que comenzaron a aplaudir al verme llegar. Entre ellos, mis hijos que viven fuera y que se habían despedido por la tarde. ¡¡ Menuda sorpresa !! Los coristas y los amigos más allegados habían organizado por su cuenta esta cena. Ni idea tenía de este nuevo homenaje. Resumiendo: Allí cenamos todos los componentes del coro, familiares y amistades más íntimas, en unas mesas muy bien adornadas, como si de una boda se tratase. Una cena de gala de verdad.

Pero no quedó ahí la cosa. Hubo más sorpresas: Al final, nos entregaron a mi esposa Emilina un enorme ramo de flores y a mi una gran acuarela de 'mi' calle. Este cuadro lo habían encargado en secreto. Por poco lo descubro yo sin proponérmelo por coincidir en el Ayuntamiento con las coristas que estaban esperando al pintor el día que éste vino a pintar la calle.
Otra más: Esta vez, una entrañable poesía que me hizo el tenor Luis Martínez, un gran bablista que sólo suele publicar sentidos poemas en los programas de fiestas de San Antonio.
Y... la 'refinitiva': Mi hijo Emilio y Fredi habían preparado un gran 'karaoke'. Por la mañana los 'cogí' cargando los equipos de música y, cuando les pregunté dónde iban hoy con los 'trastos', me dijeron que al Parador (donde suelen poner música los fines de semana). Ni sospechaba que era para mi.

Resumiendo: Un gran día, lleno de emociones, que culminó con esta entrañable cena. En la sobremesa, 'karaoke', música, baile, cantos,... recuerdos inolvidables. La fiesta duró hasta bien entrada la madrugada. ¡Un día es un día...! ¡¡¡ UN LARGO DÍA INOLVIDABLE !!!

GRACIAS a todos.

Ramón A. Prada Vicente

Canciones